Como muchos seguidores del Señor Jesús, Yu Fan se centraba en el estudio de la Biblia; lo dejó todo para pagar el precio del sufrimiento por el Señor y buscó servir con fervor al Señor. Pensaba que buscando su fe de esta manera, cuando el Señor regresara la arrebataría definitivamente para llevarla al reino de los cielos.
Liu Zhen, de 78 años, es la típica ama de casa rural. Desde que empezó a creer en Dios, sentía un gozo sin igual leyendo Sus palabras y cantándole canciones de alabanza todos los días, así como reuniéndose a menudo con sus hermanos y hermanas para hablar de la verdad. Pero lo bueno nunca dura. El Gobierno comunista chino la detiene y la persigue, lo que la pone en un terrible aprieto.
Li Xinguang es alumno del último curso de secundaria. Desde pequeño había sido un chico sensato y formal. Sus padres y profesores lo querían mucho. En los primeros años de secundaria se encaprichó de los juegos por Internet en la computadora. Solía saltarse clases para ir al cibercafé. Sus padres hacían todo lo posible por ayudarle a dejar su adicción a los videojuegos.
Se llama Zhang Hui y es una cristiana perteneciente a la Iglesia de Dios Todopoderoso. Como creía en Dios, el Gobierno comunista chino la tenía secretamente vigilada y fue capturada por la policía. Querían obligarla a traicionar a los líderes y revelar las finanzas de la iglesia, e intentaron usar sus lazos familiares como arma para atacarla emocionalmente.
Desde que llegó al poder en China continental en 1949, el Partido Comunista de China ha sido incesante en su persecución de la fe religiosa. Ha detenido y asesinado frenéticamente a cristianos, ha expulsado a los misioneros que operan en China y los ha maltratado, ha confiscado y destruido innumerables ejemplares de la Biblia, ha clausurado y demolido edificaciones eclesiásticas y ha intentado en vano erradicar todas las iglesias clandestinas.