Solía ocurrir que nadie conocía al Espíritu Santo y que, de manera particular, no sabían lo que es la senda del Espíritu Santo. Por esta razón, las personas siempre hacían el ridículo ante Dios. Se puede afirmar que casi todas las personas que creen en Dios no conocen al Espíritu, sino que tienen una especie de creencia confusa. Esto revela que las personas no entienden a Dios,
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