Si el hombre puede entrar verdaderamente en conformidad con la obra del Espíritu Santo, su vida brotaría con rapidez como un retoño de bambú después de la lluvia de primavera. A juzgar por la estatura corriente de la mayoría de las personas, nadie le concede importancia a la vida. En vez de ello, consideran relevantes algunos asuntos superficiales intrascendentes.
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